48 Horas en Amsterdam

Llegamos al aeropuerto de la capital neerlandesa el sábado 19 de setiembre de buena mañana. Tan pronto como llegamos intentamos marcharnos, conscientes de que no teníamos demasiado tiempo para ver la ciudad. Rápidamente y después de pelearnos un poco con las máquinas expendedoras de billetes de tren llegamos al andén del aeropuerto, donde esperamos al tren que nos llevaría hasta nuestro destino.

Ya en la estación central de trenes de Amsterdam decidimos ir a dejar nuestras cosas al hotel donde íbamos a quedarnos esa noche, ya que estaba a poco más de 10 minutos andando. Teníamos reservada una suite en el Art Hotel Dulac, ya que durante el mes de Septiembre se concentran la mayoría de los eventos que se celebran en la capital de los Países Bajos y se nos hizo tarde para reservar aumentando así el coste de la estancia considerablemente. Aún así, no se puede decir que nuestra estancia fuera para nada desagradable ;).

Habiendo dejado las cosas en nuestra habitación nos marchamos a explorar la ciudad. Empezamos por Jordaan, el barrio en el que se encontraba nuestro hotel, y fuimos subiendo, poco a poco, hasta la Plaza Dam. Por el camino disfrutamos de los quesos holandeses, ya que se pueden degustar gratuitamente en muchas tiendas, y ésto nos sirvió para calmar un poco nuestro apetito.

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Encantador canal que nos encontramos cerca de una tienda dónde degustamos unos fántasticos quesos 🙂

Llegamos a la plaza más importante de Amsterdam por una de las calles que conectan con la parte posterior del Palacio Real. La historia de la Plaza Dam se remonta al siglo XIII, aproximadamente, cuando en ese mismo punto se encontraba la presa del río Ámstel. Alrededor de ésta se fue creando toda la capital neerlandesa y prueba de ello son todos los puntos de interés que confluyen en ella.

El Monumento Nacional, un obelisco hecho en conmemoración a los soldados del país que murieron durante la Segunda Guerra Mundial, preside la plaza. También destacan, principalmente dos edificios: el Palacio Real y la Iglesia Nieuwe Kerk.

La siempre abarrotada plaza Dam.
La siempre abarrotada plaza Dam.

El primero, construido durante el siglo XVII, es el edificio más imponente de la plaza y fue utilizado como Ayuntamiento en un pasado. Justo a su lado se encuentra la Iglesia Nieuwe Kerk, o «Iglesia Nueva», que data del siglo XV. Aunque la iglesia es curiosa de ver desde fuera, debido a que su arquitectura, nosotros decidimos no pagar los 7,50€ que cuesta la entrada a los mayores de 15 años.

Después de dar un par de vueltas por la plaza y hacernos una idea decidimos seguir nuestro camino. Cogimos la calle que cruza la Plaza Dam horizontalmente y, en ese momento nos encontramos, con la cola para entrar en uno de los famosos museos de Madame Tussaud. Este museo también da a la plaza, situado al otro lado del Palacio Real y en dirección opuesta a la iglesia. Finalmente, seguimos con nuestro recorrido por la calle Rokin.

Nos desviamos por la calle Spui para llegar hasta el pequeño remanso de paz que es el Begijnhof. Este pequeño rincón justo al lado de la animada Amsterdam fue, a mediados del siglo XIV, un conjunto de casas donde vivía una hermandad femenina católica laica. En el mismo recito, además de disfrutar de la calma, también se puede visitar la casa más antigua de la ciudad o la primera iglesia clandestina, la Engelse Kerk.

El tranquilo Beginhof.
El tranquilo Begijnhof.

Habiendo visto ya esta zona, comimos en un fastfood, tal y como solemos hacer en la mayoría de nuestros viajes para rebajar costes y aprovechar el tiempo al máximo. En esta ocasión aprovechamos una oferta y nos comimos unas hamburguesas. Después de comer nos volvimos a poner en marcha para seguir visitando la Venecia del Norte.

Llegamos a nuestro siguiente punto en el itinerario, el Vondelpark. Este parque, que es enorme, parece ser el favorito de los turistas, pero también de los nativos de Amsterdam. Allí donde camines es probable que te tropieces con runners, gente que va en bicicleta y otra que disfruta del pulmón de la ciudad. Un paseo no muy largo es suficiente para hacerse a la idea.

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Paseando por Vondelpark.

Saliendo del Vondelpark por una de las calles que da a la zona de los museos, nos topamos con el barrio más «lujoso» que vimos en Amsterdam. Decimos «lujoso» porque lo primero que vimos fue un Ferrari y a éste le fueron siguiendo más coches de gama alta. Cuando finalmente llegamos a la explanada de los museos, donde se encuentran el Museo Van Gogh, el Museo Stedelijk y Rijksmuseum, nos topamos con un acto benéfico muy curioso: un «mundial» de futbito. El evento estaba a rebosar de gente y presenciamos un rato del partido entre Irlanda y Bulgaria. La verdad es que ver la cara más solidaria de la ciudad fue muy especial y no nos importó demasiado que nos dejara sin las mejores vistas y fotografías del IAmsterdam y del Rijksmuseum.

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Explanada de los museos. Al lado izquierdo el Van Gogh museum. Al fondo de la imagen el imponente Rijksmuseum.

Sobre los museos os podemos decir que no entramos a ninguno de ellos y no porque no nos guste el arte sino por los precios abusivos. La entrada al Museo Van Gogh y al Rijksmuseum ronda los 20€ y visitarlos a fondo, aprovechando la entrada,  nos hubiera restado demasiado tiempo para visitar el resto de la ciudad y un rinconcito muy especial de Holanda que os descubriremos muy pronto 🙂

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